Internet de las cosas o el "show del horror"

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Internet de las cosas o el "show del horror"

Imaginar
Publicado de Martín Pallares en Internet · 24 Mayo 2014
Tags: Internetnube

Imaginemos esta escena por un instante. El reloj despertador suena a las 6:00 y envía un mensaje a la cafetera, que se pone de inmediato a hacer el café del desayuno. La cafetera, a su vez, se conecta con el carro que está en el garage, para que comience un análisis de qué ruta será la mejor para llevar al dueño a su oficina a las 08:00. El carro, que se conduce solo, envía poco antes de llegar a su destino un mensaje a la secretaria para que recuerde a los gerentes de la empresa la reunión que estaba convocada a las 09:30.

La escena, que parece salida de un guión futurista, no está muy lejos de ser realidad. Es más, está a punto de ocurrir. Lo único necesario para que se convierta en una escena de la vida real es que cada uno de los objetos mencionados tenga incorporado un dispositivo de Internet que les permita comunicarse entre sí y con las personas.

La escena corresponde a lo que en el Silicon Valley se ha dado en llamar el Internet de las Cosas o IoT, que son las siglas que corresponden a Internet of Things, un concepto que se ha convertido en una verdadera obsesión en esa zona de California y que ha terminado por elevarse a un asunto de debate global.

La idea del IoT es que en el futuro todos lo objetos que los humanos puedan tocar o concebir estén conectados través de dispositivos digitales.  Algo así como una red digital en la que todo lo imaginable esté conectado por wifi. Desde el árbol del parque, hasta la pelota de fútbol del niño. Absolutamente  todo.

Según una explicación publicada en Forbes, el Internet de las Cosas o IoT consiste básicamente en instalar en cualquier cosa una conexión para acceder al Internet. Esto incluye a teléfonos móviles, cafeteras, lavadoras de ropa, zapatos y casi todo lo que uno pueda imaginar. También entran, según la explicación de Forbes, piezas de máquinas. Por ejemplo, el motor de un jet o el taladro de una plataforma petrolera.

En el IoT  la conexión será entre personas, entre personas y cosas y entre cosas y cosas.

La firma Garner dice que para el 2020 habrá más de 26 000 millones de cosas conectadas, sin descartar que la cifra puede llegar hasta los 100 000 millones. Esta visión del futuro de la Internet no parece estar tan lejos.  La firma francesa SigFox ya está armando una red de transmisión wifi en Silicon Valley, pensando en el IoT, apostando a que los proveedores se fijen en ella.

BlackBerry anunció el miércoles pasado su decisión de dedicarse a proveer a las empresas de las herramientas necesarias para  analizar toda la información que emitirán las cosas.

Verizon y General Electric, dos gigantes de las comunicaciones, ya están compitiendo para proveer a las empresas de la tecnología necesaria, según un amplio artículo publicado en el Wall Street Journal.

Actualmente en la Universidad Berkeley, de California, investigadores han diseñado computadores del tamaño de un alfiler para recoger datos dentro del cerebro y transmitir información a través del cráneo, con la idea de que los cuerpos humanos se incorporen a este inmensa Red.

Es más, actualmente ya está a la venta en Amazon un dispositivo llamado Egg Minder. Se trata de un recipiente donde se colocan los huevos en el refrigerador y que tiene un dispositivo wifi que le dice a una aplicación para el teléfono cuál de los huevos es el más viejo.  Su precio es de USD 39,99.

Las aplicaciones del IoT no se limitarán a la vida doméstica cotidiana, sino a la vida social y comunitaria. Por ejemplo, las ciudades tendrán sus tuberías de agua potable conectadas digitalmente a los vehículos de los técnicos. O los árboles de los parques podrán enviar mensajes para avisar a sus cuidadores que necesitan agua o una poda de sus ramas.

Pero, ¿es esto parte de una vida feliz? A pesar del entusiasmo de los ‘geeks’ de Silicon Valley y de lo atractiva que pueda sonar la idea, una reacción contraria a esta aparente utopía tecnológica está calentando el debate sobre el tema.

Dan Gillmor, uno de los gurús del mundo digital más respetados del mundo, ha dicho que lo que se viene es “un espectáculo del horror” y la respetada Pew Research Center acaba de sacar un informe según el cual las mentes más lúcidas involucradas con la tecnología y la sociedad están oponiéndose a este sistema de vida.

Las preguntas que hacen los escépticos del IoT apuntan básicamente a tres temas: seguridad, privacidad y equidad económica.
Con miles de millones de aparatos conectados, ¿qué puede hacer la sociedad para asegurarse de que esa información no vaya a fallar? ¿Alquien podría ‘hackear’ la cafetera de una persona y a través de eso tener acceso a toda su información privada? La brecha entre ricos y pobres, lo que incluye a los países, ¿no va a aumentar de forma significativa con más tecnología?

El Pew Research Center, que por más de 10 años ha seguido la opinión de las llamadas “mentes más brillantes” del sector, este año detecta por primera vez un ambiente negativo frente al futuro de la tecnología. En el reporte en el que se consulta a gente como Vinton Cerf, uno de los inventores del internet, y a expertos en redes sociales de Microsoft como Danah Boyd, se ha detectado un tono  pesimista. “Tenemos muchas advertencias, muchas personas están echándose para atrás”, le dijo Janna Anderson, coautora de la investigación, a la revista Wired.

El Pew encontró una particu­lar preocupación de estos expertos por el tema de la seguridad. “La mayor parte de los objetos que tendrán Internet serán vulnerables”, sostiene Jerry Michalskiu, fundador del ‘think tank’ REX. “Los objetos estarán expuestos a la posi­bilidad de hacer cosas que nadie intentó que hicieran y estas resulten, las más de las veces, indeseables”.

El otro problema al que apuntan los críticos es la privacidad. En un artículo publicado en The Guardian, Dan Gillmor dice que la posibilidad de que se acceda a la información privada sería un golpe mortal a la privacidad, lo cual significaría un deterioro irreparable de la convivencia democrática.

“Mucha de la cobertura del IoT ha sido desde la visión de ‘¡guau!, ¿no es esto grandioso?’ y ‘¿por qué no?’. El IoT estará en nuestras casas, nuestros carros, nuestras oficinas, nuestros campos agrícolas y más”, dice Gillmor, quien sostiene que hay cosas mucho más importantes para la vida que pensar que las cosas solucionen la vida a los humanos.  

Un posible problema sería que se introduzcan virus como los que  EE.UU. e Israel han ­usado para torpedear el programa nuclear iraní. Fácilmente se podría generar un caos que llevaría a todo a su destrucción.



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